Segismundo
tuvo la oportunidad de ser testigo de la invención de una vigilia real. Basílio,
rey de Polonia y padre del protagonista, elaboró un plan de acción para escapar
de las dudas que le atormentaban después de que los halos descifraran en las
estrellas que su primogénito acabaría con la casa real polaca. Usando opiáceos
y un montaje del que también participó Clotaldo, liberó de la torre-prisión en
la que encarceló a su propio hijo, siguiendo el consejo de los supuestos
astrólogos. Así, siendo presa de un engaño en el que era protagonista,
Segismundo pudo experimentar en sus reales carnes el ser poseedor del poder que
se le había vedado hasta la fecha.
Los
astros no se equivocaron: el absolutismo regio se personificaba en él. Tras
haber visto cómo la realidad se escribía siguiendo la caligrafía del destino,
Basílio volvió a encerrar a su hijo en la torre, donde despertó de su sueño, dudando qué era realidad y qué
había sido producto de su subconsciente.
Poco después, Segismundo fue liberado por un grupo de seguidores leales y, gracias a los
errores cometidos en su realsueño,
consiguió enmendarlos a base de reflexiones y convicciones que se alejaban del
argumento trazado por las estrellas en una realidad tan real como la de la vigilia. El libre albedrío se apoderaba del que
sería el heredero de la corona de Polonia. La particularidad del individuo se
desentendía, pues, del intento de universalizar el destino y aplicarlo a toda
persona sobre la Tierra. El horóscopo del siglo XVI… tan admirable como el
actual.
La vida es (un)
sueño en el que el destino y nuestra
razón juegan el partido de nuestra historia. Somos nuestros guías en la romería
de la vida. Un sendero marcado, sí, pero del que ni las huellas de pasos de
otros ni las que dejamos atrás rigen dónde pondremos la próxima petjada.
Yo
1-0 Estrellas. Yo seguirá escribiendo las huellas en mi camino. Izquierda,
derecha, izquierda…
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