En el Parlament Balear

Visita al Parlament Balear el Dia de la Comunitat, el 1 de marzo de 2013

En Palmanova, abril de 2013

Fotografía tomada en la playa de Palmanova, en primavera de 2013

domingo, 17 de febrero de 2013

La vida es (un) sueño

El destino es un libro escrito por una mano premonitoria que redacta nuestra romería, por la que cada uno de nosotros caminará a lo largo de su vida. No me lo creo.

Segismundo tuvo la oportunidad de ser testigo de la invención de una vigilia real. Basílio, rey de Polonia y padre del protagonista, elaboró un plan de acción para escapar de las dudas que le atormentaban después de que los halos descifraran en las estrellas que su primogénito acabaría con la casa real polaca. Usando opiáceos y un montaje del que también participó Clotaldo, liberó de la torre-prisión en la que encarceló a su propio hijo, siguiendo el consejo de los supuestos astrólogos. Así, siendo presa de un engaño en el que era protagonista, Segismundo pudo experimentar en sus reales carnes el ser poseedor del poder que se le había vedado hasta la fecha.

Los astros no se equivocaron: el absolutismo regio se personificaba en él. Tras haber visto cómo la realidad se escribía siguiendo la caligrafía del destino, Basílio volvió a encerrar a su hijo en la torre, donde despertó de su sueño, dudando qué era realidad y qué había sido producto de su subconsciente.

Poco después, Segismundo fue liberado por un grupo de seguidores leales y, gracias a los errores cometidos en su realsueño, consiguió enmendarlos a base de reflexiones y convicciones que se alejaban del argumento trazado por las estrellas en una realidad tan real como la de la vigilia. El libre albedrío se apoderaba del que sería el heredero de la corona de Polonia. La particularidad del individuo se desentendía, pues, del intento de universalizar el destino y aplicarlo a toda persona sobre la Tierra. El horóscopo del siglo XVI… tan admirable como el actual.

La vida es (un) sueño en el que el destino y nuestra razón juegan el partido de nuestra historia. Somos nuestros guías en la romería de la vida. Un sendero marcado, sí, pero del que ni las huellas de pasos de otros ni las que dejamos atrás rigen dónde pondremos la próxima petjada.

Yo 1-0 Estrellas. Yo seguirá escribiendo las huellas en mi camino. Izquierda, derecha, izquierda…

sábado, 29 de diciembre de 2012

Una de romanos y griegos (Remastered)


Un romano y un griego suben a dos estrados encarados. Bajo ellos, sus convecinos los miran atónitos mientras se disponen a enfrentarse a duelo por señas. Los griegos, doctos en filosofía, eligen a uno de sus pensadores más inteligentes para la disputa con los romanos, que escogen a un villano, previamente lavado y aseado, vestido con las mejores galas, para plantarle cara al filósofo y, así, poder ser adoctrinados por la ciencia griega.

El griego ya está en posición y, tras unos segundos de cortesía que el romano no ha utilizado para comenzar él el debate, estira su mano, levantando el dedo índice en posición paralela a su túnica. Su primer ataque ha tenido lugar y baja el brazo esperando la contestación romana.

No tarda el romano en contestarle: estira su brazo derecho, dejándolo en perpendicular a su cuerpo y estira no uno, sino el índice y los dos dedos más cercanos, el pulgar y el corazón.

El griego, gran pensador elegido de entre pensadores, contesta abriendo la palma de su mano derecha hacia su oponente, estirando sus dedos al máximo y con fuerza.

El ignorante villano romano no duda en su respuesta, tan inmediata como contundente: alza el brazo y cierra su mano, ofreciéndole a los griegos su puño en alto. Al verlo, el filósofo no encuentra una respuesta y decide darse por vencido.

Al llegar al último escalón, un compatriota le pregunta “¿Qué ha pasado?¿Qué te ha dicho?”

“He quedado admirado por la inteligencia de ese romano. Yo le he dicho que hay un solo Dios y él me ha contestado que se divide en tres: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Después le enseñé la palma de mi mano para decirle que ese Dios puede hacer su voluntad y él me contestó que es a su voluntad que creó el mundo en el que vivimos. No he sabido qué contestarle a eso y sí, se merecen que les enseñemos nuestra ciencia.”

Los romanos, extrañados por lo que había pasado y alegres por la derrota del griego, le preguntan a su elegido qué es lo que se habían dicho y éste, sin cautela ni medida les dice:

“El griego este me ha dicho que me iba a hacer un Mourinho y yo le he dicho que le cogería la cabeza como una bola de bolos, metiéndole los dedos en los ojos y la boca. Se ha cabreado tanto por lo que le he dicho que me quería dar un guantazo y le he respondido que si así lo hacía, le soltaría un puñetazo… y ahí ha acabado. Ya está, se ha acojonado… o algo.”

Y es que a modo de ver del Arcipreste de Hita, o Juan Ruiz, cada uno elige su pensamiento según los signos que se le revelan. Un “que cada uno entienda a su manera” al inicio de su Libro del Buen Amor.

Ya se contaban chistes en el siglo XIV y, además, los utilizaban como moraleja para empezar una de las mayores obras de la literatura española a modo de advertencia a los lectores y lo que podían entender de y en ella.

sábado, 8 de diciembre de 2012

La sociolingüística de este fin de semana


El Viernes pasado, día 30 de Noviembre, asistí a una conferencia impartida por Ramón de Andrés, profesor de la Universidad de Oviedo, presidente de la Fundación Caveda y Nava, miembro de la Academia de la Lengua Asturiana, filólogo y gramático de gran prestigio a nivel nacional.

El coloquio llevó como título El contacto entre lenguas: asturiano y castellano. Más allá de centrarse en el caso concreto dado en Asturias, parte de León y Miranda del Duero, de Andrés compartió buenos ratos con los alumnos que decidimos asistir a su puesta, sobre todo al ser capaz de asimilar el fenómeno lingüístico comentado al deporte rey. De esta manera, una vez acabada la conferencia y, por motivos estrictamente universitarios, me vi obligado a reflexionar sobre sus ideas, y acabé por resumir el pensamiento de Ramón en unas simples palabras:

"Las lenguas son como equipos de fútbol. El conflicto entre lenguas en contacto es un partido en el que ambas porterías lingüísticas pueden ser asediadas indistintamente por los equipos lingüísticos que disputan el match en el estadio -un mismo terrirorio-. El conjunto que más goles encaje será el que acepte más los cambios de la lengua contraria. Es evidente que no todos los equipos cuentan con un Puyol, un Piqué, un Pepe, un Ramos, en sus filas y los cambios lingüísticos entran entre los tres palos de manera desigual. De igual manera, hay goles que son el producto de un contraataque o pueden ser propia puerta, pero ahí está la magia del fútbol lingüístico".

Es decir, ambas lenguas viven en un mismo espacio geográfico y se influyen la una a la otra. Muchas de las mal llamadas “alteraciones” que puede sufrir una lengua –transacciones, adaptaciones- pueden venir dadas por la imposición de ese concepto de una lengua a otra o por una aceptación de una de las comunidades de hablantes.

A la hora de llevarlo al terreno catalanohablante, si bien Ramón de Andrés no pudo explayarse demasiado, la búsqueda de bibliografía tuvo sus frutos, y encontré un pequeño capítulo de Hans-Ingo Radatz, filólogo alemán, titulado Castellorquín: el castellano hablado por los mallorquines, dentro de El castellano en las tierras del habla catalana, publicado por la editorial Lingüística Iberoamericana en 2008.

En él, se pueden encontrar fenómenos sociológicos como la llegada de emigrantes de la parte sur de la Península a las Baleares –els “forasters”- y los hijos de éstos en la isla de Mallorca –els “fets aquí pels d’afora”- con datos del censo de población en la capital balear, Palma de Mallorca, fechados en Noviembre de 1998. De igual manera, las interferencias lingüísticas creadas por el contacto con los hablantes del dialecto catalán insular y los castellanohablantes han dado resultados fonéticos, morfológicos, sintácticos y léxicos están explicados.

Pero la parte buena está al final del capítulo, en el que Radatz se centra en el castellorquín, ese castellano influenciado por rasgos de los mallorquines, y que se impone sobre la “lengua colonizadora”. Para ello, muestra como ejemplo de letras de canciones como "Telefóname" o "Los Quemelos" del famoso grupo mallorquín –y en Mallorca, fuera no lo sé-, Ossifar. Tan castellorquín como el grupo, lo es Lorenso Llamas, personaje del conocidísimo Agustín el Casta. No hay ni habrá ninguna Madonna Mallorquina como la suya.

Encontrar ejemplos así, al igual que símiles futbolísticos, hacen disfrutar del estudio de la sociolingüística, que pudiera parecer aburrida, pero es más interesante de lo que uno pueda pensar.